¿Eres de los que no tienen ni una idea para escribir o de los que brotan ideas para dar y regalar? Si eres de los segundos, te interesa leer este post hasta el final. Aunque parezca mentira, tener demasiadas buenas ideas para tu novela puede ser un grandísimo problema. Porque contar muchas cosas al mismo tiempo es igual de peligroso que no tener nada que contar.
A continuación te comparto cómo puedes concretar y aterrizar esas miles de ideas en una novela. Hago también hincapié en lo importante que es saber qué quieres contar y pasar de la abstracción a la concreción de un tema que desarrollar en tu historia.
Las ideas viven en un limbo abstracto
Las ideas están siempre ahí, sobrevolando nuestras cabezas en el imaginario colectivo. Si tú no las agarras es probable que otro escritor lo haga y las transforme en historias. Pero la cualidad principal de las ideas es la abstracción y si no somos capaces de concretar una sola para enfocar nuestra novela, iremos dando tumbos sin llegar a terminar nada con sentido.
No está mal tener demasiadas ideas. De hecho, es interesante tener un cuaderno de ideas en el que ir anotando todo lo que te llame la atención. Puede ser un cuaderno clásico de espiral y hojas cuadriculadas, un documento de Word, notas de voz en tu móvil, una aplicación tipo Evernote, herramientas como Scrivener o Prosepel… Lo que te resulte más útil para aglutinar todo lo que te resuena y podría convertirse en una historia: un artículo de una revista digital, una foto, una ilustración que encontraste en internet, una conversación en el tren…
Aterrizar las ideas en un tema
Como la cualidad principal de las ideas es su abstracción, el primer paso para tangibilizar lo que quieres plasmar en tu historia es aterrizar las ideas en temas.
¿Qué es el tema? Es la semilla de tu novela, es aquello de lo que quieres hablar concretamente. La semilla da lugar a un tronco y después a las ramas y las raíces que serían el argumento, las tramas, subtramas, arco emocional de los personajes…
Decía Augusto Monterroso que solo hay tres temas: el amor, la muerte y las moscas. Pues así es, tenemos que concretar nuestras ideas en uno de los grandes temas universales.
Hay mil millones de temas que pueden desarrollar luego argumentos muy distintos. Pongamos por caso “La metamorfosis” de Kafka. ¿De qué va esta novela? De un montón de temas que están girando alrededor de una misma idea: el poder autoritario, la soledad, la incomunicación, la culpa, la condena, la muerte… Podría haber desarrollado mil historias distintas, pero Kafka inventa al personaje de Gregorio Samsa que se despierta una mañana convertido en insecto. Las ideas concretadas en los temas dan para diversos argumentos, pero lo importante es que tengas claro de lo que vas a escribir porque si no vas a ir dando tumbos en tu novela.
Siguientes pasos para concretar las ideas: sinopsis y titular de la historia
Así que el primer paso es sentarse a pensar sobre qué voy a escribir. Sí, sé que esto es difícil porque cuando tenemos un montón de ideas bullendo en la cabeza, lo primero que queremos es lanzarnos a escribirlas para que no se nos olviden. Pero antes deja que esas ideas se posen, se asienten en tu cerebro y reflexiona sobre lo que quieres transmitirle en el fondo al lector.
Ocurre con bastante frecuencia que empezamos a escribir con un tema en mente, voy a hablar de la dependencia emocional de las mujeres, o del paso del tiempo, o de la esclavitud en el sur de EEUU, pero en el fondo no tenemos muy claro qué queremos contar. El tema es fundamental en cualquier relato, es el foco de la narración. Los faros en la costa sirven para que los barcos no se estrellen contra las rocas. En la escritura, metafóricamente hablando, también necesitamos un faro, una luz que nos guíe para no naufragar. Intenta que el tema sea lo más concreto posible, que aunque haya temas secundarios, el principal siempre sirva de guía. Si estás dando bandazos a la historia, es muy probable que no tengas claro el tema.
El siguiente paso sería escribir un pequeño resumen, una sinopsis breve que te permita aterrizar todo el caos que tienes en la cabeza. En ese esquema vas encontrar las palabras claves que te van a dar la pista de lo que realmente quieres contar. Y ya lo último, intenta escribir en una frase de qué va tu novela. Como si fuera un titular de prensa o un tuit. Esa es la máxima concreción y la evidencia final de que tienes claro lo que quieres contar.
Ahora dale al play si quieres saber más sobre cómo concretar ideas para una novela. Y déjame un comentario aquí o en mi canal de YouTube si tienes alguna duda o consulta.
Espero que este vídeo te sirva de utilidad y muchísimas gracias por verlo.
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