En este episodio de mi podcast “Pasión por la escritura creativa” te comparto un tema de técnica narrativa que a priori no parece muy emocionante: las figuras retóricas. Pero te cuento que si aprendes este tipo de recursos, vas a darle alas a tu creatividad para escribir las historias más atractivas y diferentes.
Hay un montón de figuras literarias pero en este episodio te explico en detalle la más utilizada y conocida: la metáfora. No te pierdas qué son las figuras literarias, cómo se utilizan las metáforas con ejemplos prácticos y sus diferencias con el símil.
¿Qué son las figuras literarias?
Las figuras retóricas o literarias son maneras no convencionales de usar las palabras para otorgarles mayor belleza, expresividad o vivacidad, con el objetivo de persuadir, sorprender o generar algún tipo de emoción en el lector. Son recursos utilizados con frecuencia en los textos literarios que buscan alterar el uso habitual de las palabras con el propósito de provocar un efecto estético. Pero las figuras retóricas no solo se utilizan en literatura, también las usamos diariamente en nuestro lenguaje coloquial. Hay una gran cantidad de figuras literarias – símil, hipérbole, personificación, aliteración, anáfora, sinestesia, metonimia, hipérbatón…– pero en este post solo vamos a entrar en detalle en la más conocida y utilizada: la metáfora.
Empecemos con la metáfora
Una metáfora es una forma de expresión en la cual una palabra o frase que designa a un objeto o idea en particular es aplicada a otra palabra o frase para dar a entender alguna similitud entre ellas. Por ejemplo, “el interior del coche era un congelador”. Es decir, que las metáforas sirven para identificar dos conceptos entre los cuales existe alguna clase de semejanza, donde uno de los términos es el literal y el otro se usa en sentido figurado. Por ejemplo, Don Quijote de la Mancha, al referirse a Dulcinea, decía que “sus cabellos eran de oro”.
Otros ejemplos de metáforas: “Tus palabras son perlas de sabiduría”; “La risa es la mejor medicina”; “Este lugar es un paraíso”; “Tu voz es música para mis oídos”.
Por tanto, es una representación creativa de un concepto, persona, lugar, cosa o idea a través de una imagen que utiliza la analogía o la asociación. El peligro de las metáforas es que como las utilizamos en nuestro lenguaje cotidiano, al ponernos a escribir corremos el riesgo de caer en metáforas manidas, lugares comunes y tópicos demasiado conocidos. Lo ideal es crear nuevas metáforas construyendo asociaciones singulares, nuevas y diferentes que sorprendan al lector.
Hay muchos tipos de metáforas – comunes, puras, negativas, visuales… – pero lo más importante es que te quedes con esta definición: “cuando lo familiar se convierte en algo extraordinario y atractivo”. No te quedes en lo conocido, ve más allá e inventa metáforas con nuevos significados.
Diferencias entre metáfora y símil
Una figura retórica que podría confundirse con la metáfora es el símil. Veamos sus diferencias:
– El símil compara el significado de dos cosas y la metáfora directamente sustituye una cosa por la otra.
– El símil siempre es una comparación, la metáfora se entiende cuando se utilizan frases en sentido figurado.
– El símil vincula dos conceptos que se comparan con un nexo (“como”) mientras que la metáfora no utiliza ninguna unión.
Ejemplo de metáfora: “Vamos a trabajar que el tiempo es oro”.
Ejemplo de símil: “Mi corazón está abierto a ti como un tesoro”.
Ahora dale al play si quieres saber más sobre las figuras literarias y en concreto sobre la metáfora. Y déjame un comentario aquí o en mi canal de YouTube si tienes alguna duda o consulta. También puedes escuchar este episodio en Ivoox, Spotify, Google Podcasts y Apple Podcasts.
Espero que este podcast te sirva de utilidad y muchísimas gracias por escucharlo.
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