¿Tienes un montón de historias empezadas, pero ninguna está terminada? ¿Mil ideas anotadas, pero no sabes cómo desarrollarlas hasta llegar al punto final? ¿Has escrito el comienzo de una novela y ahí te has quedado? ¿O tienes la construcción de un personaje que no encuentra el argumento idóneo?
En este post te comparto cuatro razones por las que no llegamos a poner el punto final a nuestras historias. También analizo cómo puedes detectarlas y hacerles frente para terminar todo proyecto de escritura que inicies.
Llegar a la palabra FIN
A través de mi web y de mis canales sociales recibo muchas consultas de este estilo:
“Mi problema es que he tenido varias ideas para escribir pero no sé cómo desarrollarlas bien. Tengo el tiempo para escribir y la voluntad para ponerle dedicación. Pero no encuentro la forma de desarrollar una idea bien hasta terminarla. Tengo varias historias empezadas pero ninguna está terminada. Espero que me puedas ayudar”.
Este es uno de los grandes problemas de los que escribimos, no somos capaces de poner el punto final a trozos de historias guardadas en nuestro ordenador o dispersas en cuadernos. Escribimos enormes cantidades de palabras que luego no somos capaces de desarrollar hasta el desenlace. Por mi experiencia de estos años trabajando con autores en su proceso de escritura, he detectado cuatro razones por las cuales no terminamos las historias a medio escribir.
Las cuatro razones y cómo hacerles frente
– Primera razón. No sabemos muy bien qué contar. Partimos de una idea abstracta, pero sin aterrizar en un tema concreto. Esto hace que la narración vaya dando tumbos. Porque el tema es como el faro, ese foco que alumbra la historia y hace que nos volvamos a centrar cuando estamos perdidos en el argumento. Antes de sentarte a escribir “como pollo sin cabeza”, párate y reflexiona sobre lo que quieres contarle al lector, cuál va a ser el tema principal y los secundarios.
– Segunda razón. Empezamos a escribir porque tenemos una especie de fogonazo, un primer párrafo glorioso o una frase que va a ser la cumbre de la literatura universal, pero no hemos pensado cómo va a terminar, dónde va a estar el protagonista, qué emociones/sensaciones/sentimientos quieres que la historia deje en el lector. Es decir, partimos sin un fin en mente. Así que una vez que escribas el primer capítulo, escribe el último. Actuará como un GPS, destacando el destino al que quieres llegar. Puede que luego lo vayas cambiando según avanza la historia, pero si desde el principio sabes dónde vas, será más fácil que pongas la palabra FIN.
– Tercera razón. Tenemos miedo a no ser perfectos, a esa voz que nos juzga y nos dice que no escribimos bien, que no merece la pena seguir escribiendo, que esto es una basura… La perfección no existe y para llegar a ser Alice Munro, Cortázar o García Márquez, hay que echarle horas y horas de trabajo. El músculo de la escritura solo se desarrolla escribiendo y escribiendo.
– Cuarta razón. Nos faltan herramientas y técnicas de escritura. Todos sabemos leer y escribir porque nos enseñan de niños. Pero escribir ficción requiere de una serie de habilidades que solo se aprenden en talleres o cursos de escritura. Es importante estar siempre en continuo aprendizaje y, sobre todo, compartir tus textos con compañeros escritores para que otros puntos de vista te ayuden a mejorar.
Ahora dale al play si quieres saber más sobre cómo poner punto final a tus historias sin acabar. Y déjame un comentario aquí o en mi canal de YouTube para abrir el diálogo.
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